
Un sismo de magnitud 7,7 sacudió Myanmar el 28 de marzo, dejando más de 1.000 muertos y 2.300 heridos, según el balance más reciente.
El pasado 28 de marzo, un terremoto de magnitud 7,7 golpeó el noroeste de Myanmar, con epicentro en la región de Sagaing, cerca de Mandalay. Este desastre natural ha dejado un saldo preliminar de más de 1.000 fallecidos y 2.300 heridos, según las autoridades locales. Además, se reportaron graves daños en edificios, puentes y carreteras, complicando las labores de rescate.
El impacto del sismo también se sintió en países vecinos como Tailandia y China, donde se registraron evacuaciones masivas y daños materiales. En Bangkok, un rascacielos en construcción colapsó, dejando al menos 10 muertos y decenas de desaparecidos.
La situación en Myanmar es crítica, ya que la inestabilidad política y las interrupciones en las comunicaciones dificultan la llegada de ayuda humanitaria. La junta militar ha declarado estado de emergencia en varias regiones y ha solicitado apoyo internacional para enfrentar la crisis. Países como India y China ya han enviado equipos de rescate y suministros médicos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado los daños como “enormes” y ha activado su centro logístico de emergencias para asistir a los servicios sanitarios locales. Mientras tanto, las autoridades continúan trabajando contrarreloj para localizar sobrevivientes y atender a los afectados. Se teme que la cifra de víctimas aumente en los próximos días debido a la magnitud del desastre.